“Cuando quieras emprender algo, habrá mucha gente que te dirá que no lo hagas; cuando vean que no pueden detenerte, te dirán cómo tienes que hacerlo; y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti”.
John C. Maxwell

El Kiri, un árbol como respuesta natural para la lucha contra el cambio climático y la desertificación.

El árbol Kiri, originario de China, es también conocido como árbol Emperatriz o Paulownia tomentosa. Suele crecer hasta unos 27 metros de altura, con troncos de entre 7 y 20 metros de diámetros. Se caracteriza por sus grandes hojas, que llegan a los 40 centímetros de ancho y llamativas flores de color violeta.  Este árbol absorbe 10 veces más dióxido de carbono que cualquier otro árbol, y arroja mucho más oxígeno. Los expertos definen a esta planta como la especie que podría salvar al mundo, al ser el mejor aliado natural para la lucha contra el cambio climático y la desertificación. Es un árbol popular como ornamento, así se hicieron famosos en Japón, y desde allí entraron en Europa en 1834. Pero lo que lo hace tan distintivo es su supervivencia a diferentes inclemencias. Puden sobrevivir al fuego, ya que pueden regenerar sus raíces y vasos de crecimiento de forma rápida. También tolera la polución, y no exige suelos fértiles. Es por esta razón que se la utiliza como “planta pionera”, ya que provee un buen abono a una tierra previamente poco fértil. Sus hojas son ricas en nitrógeno y las raíces previenen la erosión. Como si fuera poco, crece muy rápido. Pero lo malo del Kiri es que cuando tiene que competir con otros árboles más altos que le dan sombra no prospera. En la provincia de San Luis hicieron una prueba piloto, a través del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción, para evalúar la adaptación de la especie en la provincia y promover su producción.

Fuente El Federal